Pedazo de cielo.
Desde la ventana
Refleja en mi mirada
la ilusión de las alas.
Siento la música en mi cuerpo
La siento en mi alma
En el resonar de las campanas
La música que vibra en todos nosotros
En mi caso suena en el papel.
Es del otro lado del mar que nos
deshacemos en canciones.
Aquellas que elevan nuestra sonrisa
Cerrando puertas que continuaban abiertas
Perdiendo la llave en el corazón del agua
con la furia de la tinta que gotea sobre el
papel.
Te quiero encima y dentro mío, con tus labios erizando mi piel mientras nos sacuden los orgasmos de madrugada quedando laxos entre tus sábanas.
Y te impulsas dentro mío y las pupilas estallan en el reclamo de nuestros labios con una sed insaciable.
Respiraciones que se aceleran en la danza de lenguas y en el vaivén de tus caderas.
Y en medio del enredo y sudor de nuestros cuerpos, nos prendemos fuego.
Que se haga el papel con trazos de
amor y no balas para la guerra. Sé
que estás asustada, víctima de la asfixia del silencio. No
hables porque te van a golpear. No se te ocurra soñar con andar en
bicicleta o recorrer el mundo, enamorarte, vestirte con un jean y una camiseta.
Sé que lloras hasta quedarte sin lágrimas.
Pero sabes que eso se calla cuando tomas tu violín y cantas todos los sueños, alegrías, frustraciones, tristezas porque sabes que no puedes levantar la voz en la calle porque te
matarán y el único consuelo está en las letras que escribes y entonas con tanta pasión.
Harta de esconderte tras esas vestiduras.
Por eso quiero decirte,niña soñadora y creativa que vas a salir de allí, que vas a soñar en la música y con el papel. Los soldados y las bombas ya no importarán porque hay una puerta que te invita a reír que no dudarás en tomar. Ya estás decidida.
Porque por primera vez una mujer de Kabul podrá alzar la voz y gritar todo lo que ha callado. Abajo las armas, que vuelen los papeles y las risas para miles de mujeres y niños. Te atreviste a conocer. No te calles.
Canciones que elevan mi energía mientras camino dejando mis sueños explotar bajo el andar de mis zapatos.
Cabeceo de emoción, las letras derramándose en mí y la furia de las notas musicales haciendo vibrar mi cuerpo como la cuerda de un violín.
Centro de luz vibrante tomando forma estallando en mis papilas gustativas.
Convirtiéndonos en estrellas que relucen en el alma.
Y Ella se dió cuenta que los príncipes no existían.
Su corazón congelado sólo
lo podía encender con amor propio. |